
El DOLOR es un síntoma muy frecuente, la mayoría de las personas en algún momento de la vida lo experimentamos. Así también en las mayorías de los casos se trata de una situación aguda y pasajera que una vez resuelto el problema que lo ocasiono se va. Pero cuando se prolonga más de lo esperado nos afecta en nuestra vida diaria, hasta en ocasiones en nuestras conductas, puede traernos inconvenientes con nuevas relaciones personales y
en el trabajo. En muchos pacientes es causa de ansiedad y depresión.
Ante esta situación, es común realizar consulta a varios profesionales, generalmente de distintas especialidades, muchas veces sin poder resolverlo, esto se debe a que se trata es una situación de difícil abordaje y requiere para
el profesional una visión integral y global para poder acompañar a la persona.
Si buscamos la definición de dolor en el diccionario encontraremos “experiencia sensorial y emocional….”
osea es una emoción, una sensación y además un problema serio en la salud, ya que afecta todos los aspectos
de la persona.
Así a modo de ejemplo podemos tener el diagnostico de “artrosis de rodilla”, entonces sabemos la “causa de nuestro dolor” pero esta artrosis no se manifiesta en todos por igual, y si se aplica las mismas formulas con los mismos tratamientos para todos, seguramente no resolveremos el problema.
Si aplicamos una visión integrativa, el diagnóstico no será lo único a tener en cuenta, pasa a ser más impórtate
en quien se manifiesta este dolor.
El tratamiento del mismo se puede enfocar desde la medicina integrativa, la cual abarca tres pilares:
1. Medicina convencional
2.Terapias complementarias, como ejemplo de esta es la Acupuntura, Terapia Neural, Fitoterapia y tratamiento con oligoelementos (nutrientes, minarles y vitaminas)
3. Participación activa del paciente: ser responsable de su salud y curación.-
El primer paso en este enfoque global, es la confección de una historia clínica detallada del paciente que abarque aspectos clínicos y emocionales, evaluando los motivos casuales, predisponentes, perpetuanes del dolor, a fin de realizar un plan terapéutico único y personalizado.
A partir de allí se evaluará la necesidad de requerir métodos complementarios: como radiografías, ecografías, tomografía, y/o resonancia magnética.
Una vez que llegamos al diagnóstico, podremos utilizar desde la medicina convencional recursos como analgésicos, rehabilitación kinesiología, plan de ejercicios; además herramientas de la medicina alternativa como: acupuntura, terapia neural, fitoterapia, cambios en su alimentación y estilo de vida.
Todos los tratamientos se evalúan en forma permanente, para realizar cambios necesarios y consensuados con el paciente ya que es muy importante ser responsable de nuestra salud.
Por último cuando nos referimos a la participación activa del paciente hablamos de tomar decisiones para lograr nuestro bienestar, empoderarse como paciente y elegir los mejores recursos según nuestro sentir, ya que sin cambio es muy difícil llegar a un equilibrio y alcanzar un estado saludable.